Para los comienzos del ballet no existían lo que le llamamos las zapatillas de puntas, por lo tanto las bailarinas rellenaban la punta de los zapatos con algodón. Aproximadamente hace unos 40 años atrás los fabricantes reforzaron estas zapatillas con el propósito de tener una mejor agilidad y mas elegancia en los movimientos que ejercían. Las zapatillas de puntas fue la novedad más importante que impulso el desarrollo técnico del ballet. Con el auge de las zapatillas de puntas las ballerinas se volvieron más inmaterial, etérea, inalcanzable. Se restringieron todavía más los movimientos naturales. Se iniciaron las innovaciones técnicas y virtuosas femeninas, con estilo exótico, calidad etérea y balance precario. También el romanticismo permitió un trabajo más completo del pas de deux, en el cual todo (incluyendo el bailarín varón) se sometía al lucimiento de la ballerina. Hoy en día la punta de ballet consta de cartón o yeso lo cual puedes mantener en punta. Su costo suele ser un poco alto. Para que alguna ballerina comience a utilizar puntas sus músculos deben de estar lo suficientemente desarrollados, debe de tener fuerza y firmeza. En muchas escuelas si las niñas comienzan ballet desde los 3 o 4 años las puntas las pudieran utilizar aproximadamente a los 11 años. Sin en bargo en academias reconocidas como Royal Ballet los aprendiz comienzan puntas desde los 8 años. Todo depende de la enseñanza, seguimiento, dedicación, fuerza y firmeza que tengan en sus piernas. El uso inapropiado de las zapatillas de puntas puede tener varios problemas como lecciones, desgarros y problemas en la columna vertebral.